Para nadie es un secreto que el mundo se encuentra en constante cambio; cientos de ocupaciones han ido surgiendo y adquiriendo importancia a lo largo de toda la historia. Sin embargo, no a todos les resulta fácil dar con la vocación profesional.
Día a día, el ámbito laboral nos demuestra que son más las personas que se encuentran ejerciendo profesiones no deseadas; es decir, profesiones incompatibles con las preferencias personales, habilidades y/o verdaderas capacidades.
Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Cuál es la diferencia entre tener vocación para ser –o hacer– algo, y hacerlo por mera conveniencia o circunstancialidad? En este artículo, te contamos más al respecto.
¿Qué significa tener vocación profesional?
En la actualidad, miles de jóvenes a nivel mundial se están preguntando qué hacer después de culminar sus estudios de bachillerato. Pero la pregunta más concreta sería: ¿para qué soy bueno, y por qué?
Quizás de este modo, se encaminarían hacia un proceso de exploración de sí mismos, permitiéndose conseguir la profesión adecuada. Lamentablemente, esto no es lo que –mayormente– ocurre.
Cuando hablamos de vocación profesional, nos referimos al deseo que tiene de cada persona de desempeñarse en un área cualquiera. El que estudia o trabaja por vocación, lo hace por una cuestión de satisfacción personal, porque le gusta, y no por un hecho de conveniencia.
¿Cómo encontrar la verdadera vocación?
Con frecuencia vemos jóvenes que pasan hasta cinco (5) años o más, educándose en una profesión determinada, o incluso carreras, y logran tener una titulación de gran mérito, para luego terminar trabajando en algo totalmente distinto. Son muchos los factores por los cuales esto podría suceder, pero en la mayoría de los casos ocurre por no tener una debida orientación.
Si te encuentras en ese período de auto-conocimiento y deseas encontrar tu verdadera orientación vocacional, pon atención a los siguientes consejos:
1. Identifica tus habilidades.
Antes de elegir cualquier profesión reflexiona acerca de tus habilidades. Piensa detenidamente cuáles son las actividades que mejor desempeñas y, también, aquellas que más disfrutas hacer. Esto es fundamental, porque si por ejemplo, no eres bueno en números (o te aburren), ¿para qué invertirías tiempo valioso de tu vida estudiando una carrera de ciencias o ingeniería?
2. Visualiza tu futuro.
Si eres capaz de visualizarte ejerciendo alguna profesión de tu interés, y la sola idea te genera satisfacción, puedes estar seguro de que esa carrera ¡es para ti! Si, por el contrario, crees que “estaría bien” pero no sientes mayor emoción, lo más aconsejable es que sigas explorando opciones.
3. Equipara tu estilo de vida con las distintas profesiones.
Puedes sentir que una profesión te gusta mucho, pero si no se adecua al modo en el que vives, es decir, si no concuerda con tus demás actividades, el camino puede tornarse espinoso. Muchas veces tendrás que sacrificar o –al menos– postergar tus otros quehaceres, con tal de finalizar tu carrera universitaria, o bien ejercerla. ¿Estarías dispuesto a ello?
4. Investiga sobre las distintas instituciones o universidades.
Revisa las posibles instituciones en las cuales podrías formarte, es decir, aquellas que imparten las profesiones que llaman tu atención. Aún más importante, revisa los planes de estudio, los programas académicos, los requerimientos. Esto puede ser de gran ayuda al momento de elegir.
5. Evalúa el mercado laboral.
Si bien es importante que la profesión que elijas sea principalmente la deseada, debes tener en cuenta qué papel tiene en el campo laboral. Investiga en cuáles sitios podrías trabajar y qué tan satisfactorio resultaría.
6. Conversa con profesionales dedicados a la profesión de tu interés.
Siempre resulta beneficioso hablar con personas que ya han recorrido el camino que te propones, pues si bien no quiere decir que tengas que hacer exactamente lo mismo que ellos, puede servirte de referencia.
Indaga sobre el quehacer de estos profesionales y pregúntales sobre sus principales ocupaciones. Esto te dará una visión más objetiva al respecto.